Akamai Technologies (NASDAQ: AKAM) y Visa han anunciado una colaboración estratégica que busca afrontar los nuevos desafíos y oportunidades del comercio digital en la era del agentic commerce. Este concepto se refiere a un escenario en el que agentes de Inteligencia Artificial navegan, comparan y ejecutan compras en nombre de las personas, transformando la manera en que interactuamos con las plataformas de comercio electrónico.
El núcleo del problema radica en la dificultad de distinguir entre el tráfico automatizado legítimo, generado por agentes autorizados, y el tráfico malicioso, como bots utilizados para fraudes, scraping de datos, abuso de promociones o ataques cibernéticos. La propuesta conjunta de Akamai y Visa pretende resolver esa frontera difusa mediante una solución que permita a los comercios verificar la identidad y la intención del agente, así como la del usuario real que representa, sin comprometer la seguridad, la personalización o la experiencia del usuario en el proceso de checkout.
En el centro de esta colaboración se encuentra el Visa Trusted Agent Protocol, un marco de autenticación que permite a los agentes de AI demostrar que están autorizados para llevar a cabo tareas específicas, como realizar compras con límites de gasto predeterminados. Además, el protocolo busca aportar señales sobre el consumidor que representan, integrándose en el flujo de pagos preferido por el comercio, incluyendo opciones como tokens de red o micropagos.
Por su parte, Akamai integra este protocolo con sus capacidades de inteligencia en el edge, reconocimiento de usuario y protección contra bots y abusos. La idea es que los comercios reciban señales confiables antes de que un agente interactúe con sistemas sensibles, permitiendo diferenciar entre agentes verificados y bots maliciosos en tiempo real. Patrick Sullivan, CTO de Security Strategy en Akamai, describe esto como el “problema de la doble identidad”: autenticar quién es realmente el agente y, sobre todo, quién es la persona detrás de ese agente.
El momento de esta innovación no es casual. El aumento del fraude automatizado y el uso de bots impulsados por IA han generado un incremento del 300% en tráfico de bots en los últimos años, y las solicitudes de IA en servicios de comercio electrónico alcanzaron cifras alarmantes, con más de 25 mil millones en solo dos meses, según informes de Akamai. Esto ha llevado a los minoristas a ser mucho más cautelosos y selectivos respecto a la automatización en sus plataformas.
Además, Visa ha estado promoviendo la creación de un estándar para que los agentes puedan operar con credenciales verificadas sin comprometer la seguridad del proceso de pago. Esta tendencia busca establecer un marco regulatorio que controle y regulate las interacciones automatizadas, con la colaboración de socios tecnológicos en la web.
Los beneficios prometidos por Akamai y Visa para los comercios son claros: una mejor identificación y comprensión de las intenciones del agente, la posibilidad de vincular el agente a un usuario y contexto de confianza, y la capacidad de realizar pagos más previsibles en un entorno donde los “compradores” ya no son siempre humanos, sino agentes actuando dentro de límites definidos. La intención general es facilitar la adopción de estas tecnologías sin necesidad de cambios estructurales significativos, aprovechando la extensa red de aceptación que Visa posee en más de 175 millones de ubicaciones comerciales a nivel global, y confiando en la plataforma de Akamai que ya sirve a nueve de los diez mayores minoristas del mundo.
A pesar de los avances, el concepto de agentic commerce aún está en fase de definición, enfrentando varias preguntas clave: ¿qué datos mínimos necesita compartir un agente para ser confiable? ¿Cómo se auditan los límites y el consentimiento? ¿Qué ocurre en casos de comportamientos anómalos o maliciosos por parte de agentes verificadas?
La colaboración entre Akamai y Visa no pretende ofrecer una solución definitiva en el corto plazo, sino establecer una capa operativa de identidad y antifraude en el perímetro del comercio digital. Si esta capa logra filtrar y clasificar con eficacia el tráfico, los comercios podrán aprovechar la automatización de manera segura, beneficiándose de mayores tasas de conversión, mayor comodidad para los usuarios y una menor exposición al fraude, devoluciones o abusos en promociones.
En definitiva, estamos en un momento de transición en el comercio digital, donde la confianza y la seguridad en la interacción automatizada serán fundamentales para moldear el futuro del sector.
