BIOS versus UEFI: waarom de “Opstartmodus” nog steeds problemen veroorzaakt bij het installeren van Windows en Linux

El inicio de una computadora no comienza en el disco duro ni en el sistema operativo. En realidad, sucede mucho antes: en el firmware de la placa base, ese software de bajo nivel encargado de inicializar el hardware, verificar que todo funcione correctamente y transferir el control al cargador de arranque del sistema operativo. Durante décadas, ese papel fue desempeñado por el BIOS, pero en los equipos modernos, el estándar predominante es UEFI.

Entender la diferencia entre BIOS y UEFI no es un asunto solo para aficionados a la informática; tiene implicaciones prácticas importantes. Muchas fallas de instalación, problemas de arranque después de clonar discos o dificultades para arrancar desde USB en determinados PCs tienen su origen en cómo el firmware gestiona el proceso de inicio.

El BIOS, sigla que significa Basic Input/Output System, nació con las primeras PC de IBM y se consolidó como la solución universal para el arranque de computadoras compatibles. Su función principal era realizar el POST (Power-On Self Test) para comprobar el hardware, inicializar componentes esenciales como teclado, controladoras y vídeo, y buscar un dispositivo de arranque para cargar el bootloader. Sin embargo, con el tiempo, quedaron evidentes sus limitaciones: entornos de arranque muy básicos, dependencia del esquema MBR para la gestión de particiones, límite de capacidad en discos de más de 2 TB y una seguridad limitada.

Por ello, surgió una alternativa más moderna: UEFI, que no es simplemente una versión actualizada del BIOS, sino un enfoque completamente distinto. UEFI, que significa Unified Extensible Firmware Interface, ofrece un firmware más avanzado, flexible y preparado para las demandas actuales. Desarrollado inicialmente por Intel bajo la denominación EFI y posteriormente estandarizado por el UEFI Forum, este estándar ha sido adoptado por prácticamente todos los nuevos hardware.

Las ventajas de UEFI respecto al BIOS son numerosas. Permite la compatibilidad nativa con GPT, el esquema de particiones moderno, facilitando la gestión de discos de gran tamaño y estructuras de partición más seguras y eficientes. Además, ofrece arranques más rápidos, gestión de múltiples discos con facilidad y una función llamada Secure Boot, que ayuda a prevenir la carga de software no autorizado durante el arranque.

Otra diferencia clave radica en cómo el sistema encuentra el sistema operativo para iniciarse. Mientras que el BIOS busca un sector de arranque simple en el dispositivo, UEFI puede gestionar y cargar archivos específicos (.efi) desde una partición especial llamada ESP (EFI System Partition), almacenada en la misma estructura GPT. Esto hace que la compatibilidad y la flexibilidad sean mucho mayores en UEFI.

Dentro del entorno UEFI, muchos equipos incluyen un modo denominado Legacy o CSM (Compatibility Support Module). Lo que hace este modo es simular el comportamiento del BIOS para permitir arrancar sistemas operativos antiguos, herramientas de recuperación o sistemas configurados en MBR. Este modo de compatibilidad ha sido vital durante la transición, aunque en las máquinas modernas cada vez es menos necesario y, en muchos casos, se desactiva por defecto.

Una diferencia práctica menos técnica pero muy evidente está relacionada con el hardware y las configuraciones de arranque. Los sistemas en BIOS con MBR suelen limitarse a discos de hasta 2 TB y utilizan métodos de arranque que requieren que el cargador se encuentre en el sector inicial del disco. Por su parte, UEFI con GPT permite utilizar discos mucho más grandes y cargar archivos de inicio desde la partición EFI, lo que evita muchos problemas de compatibilidad.

Estas diferencias explican por qué, en ocasiones, se presentan errores como que un USB bootea en un equipo pero no en otro, o que tras clonar un disco el equipo no arranca. Es fundamental configurar correctamente el modo de arranque en la BIOS/UEFI y asegurarse de que las estructuras de partición sean compatibles con el método de arranque que se desea utilizar.

En conclusión, en equipos modernos, la recomendación es utilizar UEFI junto con GPT, activar Secure Boot siempre que sea posible y mantener desactivado el modo Legacy, salvo que se requiera por motivos específicos de compatibilidad con software antiguo. La historia del BIOS como elemento dominador ha quedado atrás, dando paso a un paradigma mucho más flexible y seguro que facilita los procesos de arranque actuales y futuros.

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