NVIDIA investeert 5 miljard dollar in Intel: een strategische zet in AI en industriële soevereiniteit

NVIDIA ha formalizado una inversión significativa en Intel, consolidándose como uno de los accionistas más importantes del fabricante estadounidense de chips. La compañía liderada por Jensen Huang ha adquirido casi un 5% de Intel mediante una colocación privada de acciones, con un monto total de 5.000 millones de dólares. La operación, que se cerró a finales de diciembre de 2025, implica la compra de más de 214,7 millones de acciones a un precio fijo de 23,28 dólares por acción, no como una adquisición gradual en mercado abierto, sino como un acuerdo estratégico con condiciones definidas y volumen determinado.

Este movimiento refleja una estrategia clave en un contexto en el que la industria de semiconductores vive una paradoja: por un lado, hay una notable disponibilidad de fondos para construir capacidades de cálculo orientadas a la inteligencia artificial (IA). Por otro, el cuello de botella ya no es solo la fabricación de GPUs o empaquetado avanzado, sino el control de toda la cadena de producción: CPU, GPU, interconexión, memoria, capacidad fabril y la previsibilidad en los suministros.

Al entrar en Intel, NVIDIA no solo realiza una inversión financiera, sino que se posiciona estratégicamente en un componente fundamental del tablero industrial. La relevancia de esta alianza se enmarca además en el contexto político y estratégico de 2025, un año en el que Intel ha recuperado protagonismo como actor de importancia en la reindustrialización de EE.UU., ligado a la fabricación avanzada y a la seguridad nacional. Existen indicios de que el gobierno estadounidense ha intervenido en el capital de Intel, como parte de iniciativas que consideran la fabricación de semiconductores y la electrónica avanzada como activos estratégicos y de seguridad.

Esta inversión pone de manifiesto la intención de NVIDIA de reducir su dependencia de terceros en diferentes niveles de su ecosistema de IA, asegurando mayor control sobre el “stack” completo, desde los datos hasta la inferencia. Se abren así oportunidades para colaboraciones más profundas con Intel, explorando plataformas integradas que combinen CPU y aceleradores para centros de datos, optimizando rendimiento energético y coste en un mercado cada vez más competitivo.

Para Intel, además de la inyección de capital, la presencia de NVIDIA en su accionariado aporta refuerzo a su estrategia de recuperación en procesos avanzados y en el desarrollo de soluciones para centros de datos. La participación de NVIDIA envía un mensaje al mercado: Intel busca ser relevante en la era de la IA, incluso cuando las GPUs acaparan la atención mediática.

No obstante, esta alianza también plantea riesgos. Históricamente competidores, la relación entre ambas compañías puede generar preguntas sobre gobernanza y posibles conflictos de interés. Además, en un escenario donde la tecnología y la fabricación están sujetas a controles regulatorios y consideraciones geopolíticas, las inversiones cruzadas en actores críticos de la industria son vigiladas minuciosamente por las autoridades.

En definitiva, esta operación simboliza un cambio de paradigma: en la carrera por la supremacía en IA, el éxito ya no dependerá únicamente de los modelos, sino de la infraestructura que los soporta y escala a largo plazo. La entrada de NVIDIA en Intel puede interpretarse como una declaración explícita de que la batalla en la inteligencia artificial se decidirá en todo el “stack”.

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