Heb je ‘600 megas’ beloofd gekregen, maar zie je slechts 60 MB/s? Soms ligt de verwarring in de eenheden

Muchas personas sienten frustración cuando sus velocidades de Internet parecen no coincidir con lo que les prometieron o con los números que ven en sus dispositivos. Sin embargo, muchas de estas confusiones surgen por un simple malentendido de las unidades y las medidas que se utilizan en las telecomunicaciones. Es fundamental entender la diferencia entre megabits (Mb) y megabytes (MB), ya que ambas unidades parecen similares por su símbolo, pero representan cosas distintas y se usan en contextos diferentes.

Cuando un proveedor anuncia una velocidad de “600 megas”, en realidad se refiere a 600 megabits por segundo (Mb/s). Esta medida indica la tasa de transmisión de datos y es la forma estándar en que se expresa la velocidad de las conexiones de Internet. Por otro lado, cuando el equipo muestra la velocidad durante una descarga, generalmente en las ventanas del sistema operativo, se expresa en megabytes por segundo (MB/s), que mide el tamaño de los archivos transferidos o almacenados.

La relación entre estas unidades es sencilla pero crucial: 1 byte (B) equivale a 8 bits (b). Por lo tanto, para convertir megabits en megabytes, se divide entre 8. Esto significa que una conexión de 600 Mb/s tiene un máximo teórico de 75 MB/s (600 ÷ 8). En la práctica, rara vez se alcanza ese 100% debido a diversos factores, como la congestión de la red, las limitaciones del hardware, la calidad del cableado, o las propiedades del servidor desde donde se descarga. Por ejemplo, si la línea contratada es de 600 Mb/s, se puede esperar una velocidad de descarga real entre 65 y 75 MB/s, cuando las condiciones son óptimas.

Otra causa común de confusión es la diferencia en las mediciones de los tests de velocidad y las descargas reales. Un speedtest está diseñado para medir el máximo potencial de la conexión en condiciones favorables, usando servidores cercanos y múltiples conexiones simultáneas. Sin embargo, las descargas reales dependen de otros elementos, como la capacidad y carga del servidor que recibe los datos, la eficiencia del protocolo de transporte, la calidad del equipo en casa, y la utilización de la red doméstica. Por eso, un resultado excelente en un speedtest no siempre garantiza la misma velocidad en descargas específicas.

Para verificar si la conexión funciona correctamente, es recomendable realizar pruebas con conexión por cable Ethernet, asegurarse de que la tarjeta de red negocie a la velocidad contratada, y probar en diferentes momentos del día. Si las velocidades de descarga no coinciden con los cálculos teóricos, puede ser cuestión de saturación en la red Wi-Fi, interferencias, o un hardware antiguo. Reemplazar el router o usar canales menos saturados puede mejorar mucho la experiencia.

En resumen, comprender esas unidades ayuda a gestionar expectativas y detectar cuándo realmente hay un problema técnico. La clave está en recordar que 8 bits hacen un byte y que, en la práctica, la velocidad máxima teórica se ve reducida por múltiples factores en la red. Así, la próxima vez que escuches o leas “600 megas”, sabrás que eso en realidad equivale aproximadamente a 75 MB/s, y que las variaciones en la velocidad de descarga son normales y, muchas veces, comprensibles.

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